Hace unos días ha llegado a mi conocimiento, por la lectura de un comunicado público, que el Comité de Empresa de La Vanguardia Ediciones ha adoptado la decisión de contratar otro asesor., prescindiendo por tanto de mis servicios.
Después de tanto tiempo juntos quiero dirigirme a todos los trabajadores para dar las gracias por el trato recibido y por darme la oportunidad mientras defendía vuestros intereses, de aprender y crecer junto a vosotros.
Han sido años de conseguir cosas, de sufrir, de ganar y perder, de tomar decisiones difíciles, de luchar, de ceder, de transaccionar, de plantarse y exigir, de reír y de llorar, de sufrir, de acertar y equivocarse… Siempre he intentado seguir el camino mejor para la generalidad de los trabajadores, y para ello era necesario estar presente, bucear en todos los lagos de la empresa. Y ello independientemente que la mayoría del Comité lo fuera de máquinas, administración o redacción. O que el Presidente fuera de uno o de otro de estos sectores. Hasta ahora todos ellos (los Presidentes) han sabido reconocer esto, y para ellos va también mi reconocimiento y agradecimiento.
Soy consciente de que los acontecimientos del último año y el proceso doloroso de disgregación que está siguiendo la Dirección no podían dejar indiferente a nadie. Y lo que es peor, de que podían generar una profunda división entre la plantilla que siempre he intentado evitar. No he tenido éxito en bloquear las discrepancias en el seno del Comité y no sería honesto negar que fue muy duro trabajar en Fomento percibiendo que la mayoría del Comité no depositaba su confianza en mí. Ahora puedo decir que puse mi cargo a disposición del Presidente precisamente por observar esto. Y que continuando la situación así, no la formalicé porque un grupo muy importante de trabajadores me pidió que no lo hiciera.
Han sido momentos muy duros y tristes para mí, porque pretendía defender a todos los trabajadores y eso se percibía por algunos erróneamente como defender a un grupo. Defender al grupo era defender a todos. Y defender a todos pasaba por defender al grupo. Sin ser sindicalista todavía recordaba que la unión hace la fuerza. Entiendo que nuestros planteamientos eran lo suficientemente flexibles para ser aceptados por la Dirección a cambio de seguir unidos y no romper nuestra identidad y que ello podía garantizar un futuro brillante tanto para la empresa como para los trabajadores. Pero este planteamiento no fue un clamor, la división nos restó fuerza y hemos de aceptarlo.
Me siento feliz de que vuestro nuevo asesor sea un abogado de reconocido prestigio, y espero que eso os ayude a superar las futuras dificultades que puedan surgir. No tengo por menos que desearle suerte.
No tengo quejas contra nadie y agradezco también a quienes abiertamente me han manifestado discrepancias, haberlo hecho así, claramente.
Si me permitís, como único comentario a vuestros representantes, hubiera preferido enterarme de mi cese siquiera con una llamada telefónica. Pero soy consciente que tampoco puedo pedir esto, y que el comité está haciendo acopio y reserva de coraje para las futuras y duras negociaciones que se avecinan.
Tened claro que hasta 28 de febrero seguiré atendiendo vuestras llamadas o consultas personales como siempre y que luego también estaré a vuestra disposición si me lo solicitáis.
HASTA SIEMPRE Y DE NUEVO GRACIAS.
JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ
ABOGADO